Señor, ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo,
óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cristo,
escúchanos.
Dios Padre Celestial,
ten
piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo,
ten
piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo,
ten
piedad de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios,
ten
piedad de nosotros.
Santa
María, Madre de Jesús y de San Juan,
ruega
por nosotros.
San Juan, que te reclinaste sobre el pecho de Jesús,
ruega
por nosotros.
San
Juan, que recibiste del puro y ardiente corazón de Jesús aquel inmenso fuego
que ardió en el tuyo,
ruega
por nosotros.
San
Juan, que recibiste luz de aquella Luz que las tinieblas no la comprendieron,
ruega
por nosotros.
San
Juan, que incluso en tu exilio, hiciste tu morada con el “Verbo Eterno” y viste
la amabilidad de su rostro,
ruega
por nosotros.
San
Juan, que comiste pan con el Pan de vida,
ruega
por nosotros.
San
Juan, que bajo la cruz recibiste la sangre y las lágrimas de Jesús,
ruega
por nosotros.
San
Juan, que recibiste a María como tu Madre,
ruega
por nosotros.
San
Juan, que mezclaste tus lágrimas con las lágrimas de María, y tus suspiros con
los lamentos de su corazón traspasado,
ruega
por nosotros.
San
Juan, cuyo amor fue más fuerte que la muerte,
ruega
por nosotros.
San
Juan, exiliado por el nombre de Jesús,
ruega
por nosotros.
San
Juan, patrono de nuestra castidad y caridad,
ruega
por nosotros.
San
Juan, discípulo amado de Jesús, e hijo querido de María,
ruega
por nosotros.
San
Juan, que viste el brillo del cielo empíreo,
ruega
por nosotros.
San
Juan, que en el mismo seno de la Divinidad aprendiste los más ocultos secretos,
ruega
por nosotros.
San
Juan, águila cuyos ojos no fueron deslumbrados por la belleza de la Santísima
Trinidad,
ruega
por nosotros.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
perdónanos,
Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
escúchanos,
Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
ten
misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, glorioso
San Juan Evangelista,
Para
que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos: ¡Oh
gran Santo!, alcánzame la gracia de amar a Jesús con todo mi corazón, alma,
fuerza y mente, para que dejando esta tierra de destierro y dolor pueda, por tu
intercesión, y los méritos de mi Salvador crucificado, contemplar la amabilidad
de su rostro, y descansar en su seno para siempre. Amén.
***
Para más letanías, ver el ÍNDICE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario