sábado, 23 de septiembre de 2023

Letanías a Santa Inés

 


Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
 
Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. 
 
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. 
 
Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.  
 
Cristo, escúchanos.
Cristo, escúchanos. 
 
Dios Padre Celestial,
ten piedad de nosotros.
 
Dios Hijo Redentor del mundo,
ten piedad de nosotros.
 
Dios Espíritu Santo,
ten piedad de nosotros.

Santa Trinidad, un solo Dios,
ten piedad de nosotros.

Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros.

Santa Virgen de las vírgenes,
ruega por nosotros.
 
Inmaculada Madre del Pastor y Cordero,
ruega por nosotros.
 
Reina de los Mártires,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que alzas la palma del martirio,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que enarbolas la azucena de la virginidad,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, víctima de castidad,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, místicamente unida al Rey de los mártires,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, abrasada con el Fuego del Divino Amor,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, cálido regazo del verdadero Cordero,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, suave fragancia del Ungido del Padre,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, mansa paloma de la Madre virginal,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, protegida por el Ángel de Dios Altísimo,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, constelación de humildad en un firmamento de soberbia,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, columna indestructible de modestia,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, modelo de la sana doctrina,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, escudo invisible de la adolescencia acechada,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, presurosa defensora de los ultrajados,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que te yergues inquebrantable ante la impía autoridad,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que con admirable sagacidad rechazas la maliciosa adulación,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que con ciencia divina refutas argumentos falaces,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que con fortísima fragilidad confundes la humana violencia,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que como torre inexpugnable te alzas impoluta entre los licenciosos,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que conviertes el lugar de prostitución en asilo de castidad,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, cuyos ojos hicieron puro lo que mirabas,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, cuyos pies santificaron el lugar del pecado,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que por tus méritos obtienes el perdón para los pecadores,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que para morir no rechazas el martirio,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que para vivir no rehúsas la muerte,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que ya glorificada no olvidas a tus devotos,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que te ofreciste como cáliz de sangre al tirano sediento,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que te adelantas con santo anhelo a tu mismo martirio,
ruega por nosotros.
 
Santa Inés, que resistes a los lascivos pero no te defiendes del verdugo asesino,
ruega por nosotros.

Santa Inés, que por golpe mortal pasas de esta oscura morada a la Mansión de la Luz,
ruega por nosotros.

Santa Inés, cuya alma vuela, entre lirios y rosas, hacia el Autor de la pureza,
ruega por nosotros.

Santa Inés, que apagas el fuego sombrío y fúnebre de la envidia,
ruega por nosotros.

Santa Inés, que disipas las espesas nubes de la idolatría,
ruega por nosotros.

Santa Inés, precioso capitel de la Madre Iglesia,
ruega por nosotros.

Santa Inés, astro que brillas, siempre con nuevos fulgores, en el empíreo,
ruega por nosotros.

Santa Inés, ornamento de la celestial Jerusalén,
ruega por nosotros.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
perdónanos, Señor.
 
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
escúchanos, Señor.
 
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
ten misericordia de nosotros.
 
Ruega por nosotros, Santa Inés,
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
 
Oremos: Señor Jesucristo, Cordero manso e inocente, amante de la pureza, Tú aceptaste la doble ofrenda de la virginidad y del martirio que te tributó la pequeña Inés; ahora que la has engrandecido en la gloria, oye los ruegos que te dirige en favor de los que aún peregrinamos en esta tierra de pecado y mundanidad. Alcánzanos, Dios de toda esperanza, la gracia de perseverar en la fe y de creer y vivir todo lo que enseña la Santa Madre Iglesia Católica. Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 



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Las presentes letanías fueron obtenidas AQUÍ.

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