Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo,
ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo,
ten piedad de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios,
ten piedad de nosotros.
Santa María, Virgen Inmaculada,
ruega por nosotros.
San Alfonso, modelo de piedad desde la más tierna juventud,
ruega por nosotros.
San Alfonso, azote de las herejías,
ruega por nosotros.
San Alfonso, defensor de la fe católica,
ruega por nosotros.
San Alfonso, siempre ocupado en evangelizar a los pobres,
ruega por nosotros.
San Alfonso, tierno consolador de los afligidos,
ruega por nosotros.
San Alfonso, instruido en el arte divino de convertir a los pecadores,
ruega por nosotros.
San Alfonso, guía iluminado en el camino de la perfección,
ruega por nosotros.
San Alfonso, que te hiciste de todo para todos, para ganarlo todo para Cristo,
ruega por nosotros.
San Alfonso, nuevo ornamento del estado religioso,
ruega por nosotros.
San Alfonso, audaz campeón de la disciplina eclesiástica,
ruega por nosotros.
San Alfonso, modelo de sumisión y devoción al Sumo Pontífice,
ruega por nosotros.
San Alfonso, que velaste incesantemente por el rebaño que se te encomendaba,
ruega por nosotros.
San Alfonso, lleno de solicitud por el bien común de la Iglesia,
ruega por nosotros.
San Alfonso, gloria del sacerdocio y del episcopado,
ruega por nosotros.
San Alfonso, espejo resplandeciente de todas las virtudes,
ruega por nosotros.
San Alfonso, lleno de tiernísimo amor por el Niño Jesús,
ruega por nosotros.
San Alfonso, inflamado de amor divino al ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa,
ruega por nosotros.
San Alfonso, ferviente adorador de Jesucristo en la Sagrada Eucaristía,
ruega por nosotros.
San Alfonso, invadido de viva compasión mientras meditaba en los sufrimientos de nuestro Divino Salvador,
ruega por nosotros.
San Alfonso, especialmente devoto de la Santísima Virgen María,
ruega por nosotros.
San Alfonso, favorecido por las apariciones de la Madre de Dios,
ruega por nosotros.
San Alfonso, de vida angelical,
ruega por nosotros.
San Alfonso, verdadero patriarca en tu paternal solicitud por el pueblo de Dios,
ruega por nosotros.
San Alfonso, dotado del don de la profecía y los milagros,
ruega por nosotros.
San Alfonso, Apóstol por la extensión y el fruto de tus labores,
ruega por nosotros.
San Alfonso, mártir por tus austeridades,
ruega por nosotros.
San Alfonso, confesor por tus escritos llenos del Espíritu de Dios,
ruega por nosotros.
San Alfonso, virgen por tu pureza de alma y cuerpo,
ruega por nosotros.
San Alfonso, modelo de Misioneros,
ruega por nosotros.
San Alfonso, fundador de la Orden del Santísimo Redentor,
ruega por nosotros.
San Alfonso, nuestro tierno padre y poderoso protector,
ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, San Alfonso María de Ligorio,
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos: Oh Dios, que por el bienaventurado Alfonso María, tu confesor y obispo, inflamado de celo por las almas, has enriquecido a tu Iglesia con una nueva descendencia: te rogamos que enseñados por sus salvíficos consejos y fortalecidos por su ejemplo, podamos felizmente llegar a ti. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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