martes, 11 de octubre de 2022

Letanías a Dios Padre

 


Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. 
 
Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. 
 
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. 
 
Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.  
 
Cristo, escúchanos.
Cristo, escúchanos. 
 
Dios Padre Celestial,
ten piedad de nosotros.
 
Dios Hijo Redentor del mundo,
ten piedad de nosotros.
 
Dios Espíritu Santo,
ten piedad de nosotros.

Santa Trinidad, un solo Dios,
ten piedad de nosotros.

Padre nuestro que estás en los Cielos,
ten piedad de nosotros.

Padre de la misericordia y Dios de toda consolación,
ten piedad de nosotros.
 
Padre de los que pecamos contra el Cielo y contra Ti,
ten piedad de nosotros.
 
Padre bendito por los siglos,
ten piedad de nosotros.
 
Padre, que debes ser adorado en espíritu y en verdad,
ten piedad de nosotros.
 
Padre sin el Cual nadie llega al Hijo,
ten piedad de nosotros.
 
Padre de la gloria y Señor del Cielo y de la Tierra,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que enviaste tu Hijo al mundo,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, de Quien procede toda paternidad en el Cielo y en la Tierra,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que nos elegiste en tu Hijo antes de la creación del mundo,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que nos predestinaste como hijos adoptivos,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que ocultas estos misterios a los poderosos y a los sabios y se los revelas a los pequeños,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que nos bendijiste con toda clase de bienes espirituales y celestiales,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que perdonas nuestros pecados,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que nos elegiste para que fuéramos santos e irreprochables ante Ti,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que das un corazón puro a quienes te lo pedimos,
ten piedad de nosotros.
 
Padre de las luces, de Quien procede todo bien,
ten piedad de nosotros.
 
Padre, que das vida y levantas a los muertos,
ten piedad de nosotros.
 
Padre, que ves en lo secreto,
ten piedad de nosotros.
 
Dueño de la mies, que trabajas la tierra con amor,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que haces salir el sol para buenos y malos,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que derramas la lluvia sobre justos e injustos,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que conoces hasta el número de nuestros cabellos,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que no perdonaste a tu propio Hijo sino que lo entregaste por nosotros,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que nos llamaste a ser uno con tu Hijo,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que te has complacido en tu amado Hijo,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que nos invitaste al Reino del Hijo de tu amor,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que nos hiciste dignos de compartir el destino de los santos,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que nos convidaste a las Bodas de tu Hijo,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que nos amaste y nos diste la eterna consolación,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que tanto amaste al mundo que le diste a tu Hijo Único,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que con majestuosa Voz celestial glorificaste a tu Hijo,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que nos has otorgado todo bien en tu Hijo,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, a Quien agradó darnos el Reino,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, cuya Faz siempre contemplan los ángeles en el Cielo,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que por redimir al siervo entregaste al Hijo,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que tanto nos has amado, que quisiste que nos llamáramos y fuésemos hijos tuyos,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que nos quisiste en todo conformes a la imagen de tu Hijo,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que estás sobre todo, en medio de todo y en todos nosotros,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, que preparaste el Reino para los elegidos antes de la creación del mundo,
ten piedad de nosotros.
 
Padre de los huérfanos,
ten piedad de nosotros.
 
Juez de las viudas,
ten piedad de nosotros.
 
Tú que no haces acepción de personas y juzgas a todos según sus obras,
ten piedad de nosotros.
 
Tú, en cuya Casa hay muchas habitaciones,
ten piedad de nosotros.
 
Padre benigno, paciente y de gran misericordia,
ten piedad de nosotros.
 
Senos propicio
perdónanos, Padre.
 
Senos propicio
escúchanos, Padre.
 
Senos propicio
líbranos, Padre.
 
De todo mal,
líbranos, Padre.
 
De todo pecado,
líbranos, Padre.
 
Del poder del Diablo,
líbranos, Padre.
 
De todas las ocasiones de pecado y tentaciones,
líbranos, Padre. 
 
De las insidias de todos nuestros enemigos,
líbranos, Padre.
 
De la ira, el odio y toda mala voluntad,
líbranos, Padre. 
 
De los peligros de todo pecado repentino,
líbranos, Padre. 
 
De la eterna condenación,
líbranos, Padre.
 
Por tu santísima ciencia, que penetra hasta los abismos,
líbranos, Padre.
 
Por tu infinito poder, con el que creaste de la nada el universo,
líbranos, Padre.
 
Por tu tierna providencia con que todo lo gobiernas,
líbranos, Padre.
 
Por la eterna caridad que prodigaste al mundo,
líbranos, Padre.
 
Por tu infinita bondad que todo lo impregna,
líbranos, Padre.
 
En el Día del Juicio,
líbranos, Padre.
 
Nosotros, que somos pecadores,
te rogamos, óyenos.
 
Para que siempre y en todo lugar tu nombre sea santificado,
te rogamos, óyenos.
 
Para que nos concedas llegar a tu Reino,
te rogamos, óyenos. 
 
Para que siempre se haga tu voluntad en el Cielo y en la Tierra,
te rogamos, óyenos.
 
Para que te dignes darnos el pan de cada día,
te rogamos, óyenos. 
 
Para que te dignes, por tu clemencia, perdonar nuestros pecados,
te rogamos, óyenos. 
 
Para que te dignes cobijarnos bajo la sombra de tus alas,
te rogamos, óyenos.
 
Para que te dignes librarnos de toda tentación,
te rogamos, óyenos.
 
Para que te dignes librarnos de todo mal,
te rogamos, óyenos. 
 
Para que lo que confiadamente te pedimos, eficazmente lo obtengamos,
te rogamos, óyenos.
 
Padre, en el Nombre de tu Hijo,
te rogamos, óyenos.
 
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
perdónanos, Señor.
 
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
escúchanos, Señor.
 
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
ten misericordia de nosotros.
 
Protector nuestro, míranos, Señor,
Y te reconoceremos en el Rostro de tu Cristo.
 
Acuérdate de nosotros, Señor, según tu bondad,
Visítanos con tu salvación.
 
Muéstranos, Señor, tu misericordia,
Y danos tu salvación.
 
Señor, Dios de las virtudes, conviértenos,
Muéstrenos tu Rostro y seremos salvos.
 
Señor, escucha mi oración,
Y llegue a Ti mi clamor.
 
Oremos:

Dios, que con la voz, de Cristo,  tu Unigénito, te presentaste ante todos los hijos de la Iglesia como Salvador de estas buenas semillas y sarmientos escogidos, haz que tus fieles, viña elegida, liberados de toda cizaña, produzcan fruto abundante.

Dios de poder inmutable y Luz eterna, mira propicio el cuerpo de toda la Iglesia y recuerda benigno la obra de la salvación humana que, por perpetua disposición, llevaste a cabo; haz que todo el mundo experimente al levantarse luego de cada caída, cómo lo viejo se renueva y cómo todo se restituye a Ti, Primer Principio.

Dios, cumbre de la humildad y fortaleza de los rectos, que con cada acción de tu Hijo Unigénito instruiste al mundo, alienta en nosotros el fervor espiritual, para que podamos imitar todo aquello que aprendimos de tu Verbo de salvación.

Oh, Dios, que unes los corazones de los fieles en un mismo deseo, concede a tu pueblo amar tus preceptos y esperar lo que prometes, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes allí donde están los gozos verdaderos.

Dios, de Quien procede todo bien, escucha nuestras súplicas para que, con tu inspiración, pensemos rectamente y bajo tu guía, actuemos en consecuencia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




***


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