Señor,
ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten
piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo, óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Cristo, escúchanos.
Dios
Padre Celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios Hijo
Redentor del mundo,
ten piedad de nosotros.
Dios
Espíritu Santo,
ten piedad de nosotros.
Santa
Trinidad, un solo Dios,
ten piedad de nosotros.
Santa
María, Reina de los Ángeles
ruega por nosotros.
San
Miguel,
ruega por nosotros.
San
Miguel, lleno de la gracia de Dios,
ruega por nosotros.
San
Miguel, perfecto adorador del Verbo Divino,
ruega por nosotros.
San
Miguel, coronado de honor y gloria,
ruega por nosotros.
San
Miguel, poderoso Príncipe de los ejércitos del Señor,
ruega por nosotros.
San
Miguel, portaestandarte de la Santísima Trinidad.
ruega por nosotros.
San
Miguel, guardián del paraíso,
ruega por nosotros.
San
Miguel, guía y consolador del pueblo israelita,
ruega por nosotros.
San
Miguel, esplendor y vigor de la Iglesia militante,
ruega por nosotros.
San
Miguel, honor y alegría de Iglesia triunfante,
ruega por nosotros.
San
Miguel, luz de los Ángeles,
ruega por nosotros.
San
Miguel, baluarte de los ortodoxos,
ruega por nosotros.
San
Miguel, fuerza de los que combaten bajo el estandarte de la Cruz,
ruega por nosotros.
San
Miguel, luz y confianza de las almas en el último momento de la vida,
ruega por nosotros.
San
Miguel, socorro certero,
ruega por nosotros.
San
Miguel, nuestro auxilio en todas las adversidades,
ruega por nosotros.
San
Miguel, heraldo de la sentencia eterna,
ruega por nosotros.
San
Miguel, consolador de las almas que están en el Purgatorio,
ruega por nosotros.
San
Miguel, a quien el señor encomendó recibir las almas después de la muerte,
ruega por nosotros.
San
Miguel, nuestro Príncipe,
ruega por nosotros.
San
Miguel, nuestro Abogado,
ruega por nosotros.
San
Miguel, vencedor de Lucifer,
ruega por nosotros.
San
Miguel, vencedor de la primera guerra,
ruega por nosotros.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de
Dios que quitas los pecados del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por
nosotros, glorioso San Miguel, Príncipe de la Iglesia de Jesucristo,
para que seamos dignos de sus promesas.
Oremos: Señor
Nuestro Jesucristo, dígnate santificarnos con una bendición siempre nueva y
concédenos, por la intercesión de San Miguel, la sabiduría que nos enseñe a
procurarnos tesoros para el Cielo y a cambiar los bienes de la tierra por los de
la eternidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
***
Para más letanías, ver el ÍNDICE.
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